Ahora que estoy de vacaciones he tenido bastante tiempo para pensar... Como prácticamente todo el semestre estoy programando, he decidido enfocar mi interés en eso, en la programación. En cómo toda la información que introducimos en nuestras computadoras es procesada finalmente en binario… en binario ¿Pero por qué en binario?
Está la respuesta lógica a todo esto de que las computadoras procesan la información como un montón de booleanos que representan condiciones que pueden ser verdaderas o falsas. Por lo tanto, lo coherente fue adoptar un sistema que nos permita informarle a dicha maquina si deseamos que cada uno de estos booleanos (o switches) estén encendidos o no, dependiendo de qué es lo que queramos representar y si esa representación requiere que la variable en cuestión sea verdadera o no. Necesitábamos adoptar un sistema que consista meramente de verdaderos y falsos, es decir de 1s y 0s y lo hicimos. Probablemente esa respuesta sea suficiente para muchos ingenieros de software, pero como hoy ando de filósofo
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Si nos vamos a la raíz de la idea de programar algo, esta surgió de la necesidad del hombre de hacer las cosas más fáciles, de automatizar los procesos cotidianos, de simular la vida para comprenderla y manejarla mejor. Esta herramienta se volvió, en poco tiempo, la piedra angular del pensamiento humano critico moderno, es difícil encontrar una solución eficiente a un problema de la vida real que no involucre cierto grado de programación o la utilización de un instrumento que previamente fue hecho eficiente de esta manera.
Esta simulación de la vida cotidiana es lo que alimenta la necesidad que tiene el hombre de seguir programando. Yo soy un firme creyente de que la realidad como la percibimos es solamente un conjunto de circunstancias alineadas de cierta manera que parecen ser infinitas. Dichas circunstancias, en su esencia más simple, no son más que variables booleanas que solo pueden ser representadas como verdaderos o falsos, de estas variables dependen, obviamente, variables más complejas, pero en su forma más simple, las circunstancias infinitas que definen a nuestra realidad solo son eso: verdaderos y falsos, 1s y 0s. La realidad entonces, no es más que una incontable colección de condiciones, un bouquet infinito de booleanos, un gran y perfecto código en binario.
Ahora, pensar así y programar puede ser algo pesimista. Regir tu vida bajo la teoría de que la información digital es procesada en 1s y 0s, porque la realidad en sí está compuesta de la misma manera, es afirmar que la programación jamás podrá representar la realidad a la perfección por el simple hecho de que el ser humano es incapaz de crear algo con condiciones infinitas. Sin embargo, esta postura también nos permite acercarnos a nuestro trabajo de una manera diferente, al llegar a la conclusión de que el universo lo tiene todo, por el simple hecho de que lo puede tener todo. La mejor simulación que conoce el ser humano de este maravilloso universo es la programación.
Programando juegas a ser Dios, dicha simulación jamás será tan buena para representar al universo en su totalidad, ya que como mencioné antes, es una relación asintótica en donde nunca tocaremos el punto exacto de la perfección. Pero eso no significa que no podamos crear un ambiente que nos permita decir “es casi tan bueno como la realidad”, que una representación de nuestro entorno sea tan precisa que el humano “no pueda notar la diferencia”. Porque el ser humano no puede crear algo infinitamente complejo. ¿Pero será capaz de crear algo lo suficientemente complicado para engañarse a sí mismo y creer que es infinito? En ese caso, ¿Será posible o no simular la realidad?...
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