Al cabo que ni quería mi
Artículo 40. Es una vergüenza que una figura política utilice su posición de alcaldesa para dirigir un show fanatista y
entregar a su ciudad a una religión. El problema no es que
Margarita sea
católica cristiana o religiosa, el problema es que atiende a estos eventos en un contexto político, como autoridad, ejerciendo su título de alcaldesa. Al hacer esto, habla en nombre de
TODOS los regiomontanos y les mete su religión por el... ¿Y mi gobierno laico? ¿Y la separación entre el Estado y la Iglesia? ¡Vámonos de regreso a la
Edad Media!
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